Ayer tomándome una copa con mi compadre Miguel Ángel, por la zona de San Agustín, se nos vino al pensamiento la metamorfosis que ha ido sufriendo nuestra ciudad de Jerez. Sin ir más lejos, en la zona donde nos encontrábamos, años ha, hubo un busto en recuerdo a ese genial cantaor jerezano denominado con el ‘don’ por delante y que, sin lugar a dudas, fue el más largo e importante que ha parido esta ciudad. Me refiero, claro está, a D. Antonio Chacón.
Aquella zona fue remodelada y cambiada por completo tras la construcción del aparcamiento de la plaza del Arenal, y puesta allí una glorieta o rotonda que sirve como carrusel de autobuses de todos los tamaños y tonelajes imaginados. Si usted, querido lector, es como yo, aficionado a los autobuses, váyase al Rincón de Manolo o al tabanco de San Agustín y siéntese. Podrá ver pasar todo un elenco de grandes vehículos de transporte humano. Colores, procedencias y marcas a elegir. Pasará un buen rato. No lo dude.
Pero tras el cambio urbanístico de la zona, acordándonos mi amigo Miguel Ángel y yo, echábamos de menos a D. Antonio Chacón que tranquilamente veía pasar a la ciudad desde aquella atalaya en forma de busto que en su día modelara Nuria Guerra.
Sí que sufrió algún acto vandálico el pobre de D. Antonio y aquello le hizo acudir a la zona de cuidados intensivos del Ayuntamiento de nuestra ciudad para ser reparado y ubicado en distinta zona del barrio, pues D. Antonio Chacón, fue y nació en el barrio de San Miguel, y más concretamente en la calle Cazón, patio de vecinos que en su día fuera cuadras de la acrisolada familia de los Villapanés. Justo frente a su palacio.
Rebuscando antes de escribir este artículo reivindicativo, buceando por la red, encuentro un gran artículo de mi amigo y compañero en gustos jerezanos José María Castaño que en el año 2009 ya demandaba la vuelta del gran maestro de cante a las calles jerezanas. Ya ha llovido. Castaño, ya veo que tus letras han servido de poco como creo que estas tampoco servirán de mucho. Es nuestro sino.
Va siendo hora de que podamos rescatar este busto que recuerda a uno de nuestros más adelantados hijos, en este caso del cante flamenco, y que escondido en cualquier dependencia municipal parece encontrarse.
Y ya que la cosa va de monumentos y lugares en Jerez, solicitar a nuestro Ayuntamiento que reflexione a la hora de ubicar un monumento en la ciudad, pues Jerez pasa por ser una de las urbes que más descolocado tiene sus monumentos. Sí que Fernando Terremoto era de Santiago –a pesar de vivir gran parte de su vida en la Asunción- y que Tío José de Paula debe de estar también en su barrio. Pero también es cierto que quizá hubiera sido más idóneo, colocar a la Paquera en la fachada principal de Villapanés y a la gran Lola Flores en la Plazuela. Y no digamos eso raro, feo y que bien podría ser pasto de la chatarra que dicen es un toro y que se encuentra en las Viñas, cuando quizá un monumento al toro bien hubiera sido en la plaza de toros o en la Albarizuela (eso, en realidad, no debería de estar en ninguna parte). En la zona del Altillo hay un caballo de Troya (sin premio) que a ver quién encuentra la fórmula que explique la razón del porqué está allí. El Padre Luis Coloma nadie sabe qué hace en el Arroyo, solitario y errático. El Minotauro bien se encuentra dónde está por sus dimensiones. Pero por todos los demonios del mundo, el monumento a las cofradías está Cristina cuando debería, el Ayuntamiento, de haber sido previsor y haberlo colocado en el bar El Tigre, que rincón más cofrade no hay en Jerez…Y el Rocío donde está el de las cofradías, que es lugar de paso de la hermandad de Jerez.
Pero bueno. Bien está cada uno donde se encuentra si no nos lo quitarán para dejarlos disfrutar el sueño de los muertos. Como es el caso de D. Antonio Chacón. Gran cantaor del barrio de San Miguel y que, vaya usted a saber, lo quitaron de en medio para siempre.
Quizá si piensan que una segunda inauguración significa una posibilidad más para hacerse una foto, algunos de nuestros queridos mandatarios se replantearían el tema.
Manuel Sotelino