La Feria del Caballo de Jerez 2008 se celebró del 27 de abril al 4 de mayo, y se ha dedicado a la ciudad de Zaragoza con motivo de la la Expo 2008.
El Parque González Hontoria es el marco geográfico donde se celebra la Feria del Caballo, un total de 52.000 metros cuadrados utilizados para montar un total de 230 casetas y para acoger el grandioso Paseo de Caballos, un espectáculo singular en el que cientos de jinetes y amazonas, vestidos de corto y de faralaes, junto con admirables enganches, desfilan por todos los paseos del real. Es la Feria con toda su belleza y en la que prima la calidad y la comodidad en todos los sentidos. Declarada de Interés Turístico Internacional, esta fiesta ensalza la idiosincrasia de nuestra ciudad y su carácter abierto y hospitalario.
Los orígenes de la Feria de Jerez se remontan al reinado de Alfonso X el Sabio. Entonces, la ciudad tenía el privilegio de celebrar dos ferias anuales, en las que la compra y venta de ganado era el principal motivo de encuentro. Estas ferias, con el paso de los años, comenzaron a adquirir un carácter más lúdico que comercial. Fue a principios del siglo XX, cuando comenzaron a instalarse las primeras casetas en el Real de la Feria. Los pioneros fueron los dueños de las bodegas jerezanas y los clubes que entonces había en la ciudad. Cada mes de mayo, los jerezanos acudían a su Feria; tres calles decoradas con bombillas de diferentes colores y farolillos en las que las casetas se alineaban ordenadamente y en las que se podían admirar los más espectaculares enganches así como los más bellos ejemplares equinos que desfilaban por el Paseo Principal. Algunas cosas han cambiado, pero no todas; la fiesta, el ambiente y la diversión han llegado hasta nosotros con el paso de los años. Particulares reservaban las casetas en las noches de Feria y daban grandes fiestas a sus amigos, fiestas que se prolongaban hasta la madrugada. El Templete Municipal ofrecía cenas y veladas musicales. Los más pequeños también disponían de su feria particular. Laberintos, atracciones, tiovivos y tómbolas se disponían en el Real detrás de las casetas, así como una gran variedad de puestos y kioscos en los que se vendían marroquinería, bisutería, y algunas "chucherías" y golosinas. Estamos en otra época, pero la esencia de la Feria no ha cambiado: ha sido y sigue siendo la gran fiesta de Jerez.
DEDICADA A ZARAGOZA
La próxima Feria del Caballo estará dedicada a la ciudad de Zaragoza, con motivo de la exposición universal que esta capital acogerá entre los próximos 14 de junio y 14 de septiembre, cuyo tema central será el agua y el desarrollo sostenible. Esta dedicatoria se justifica en primer lugar por la voluntad de Jerez de adherirse al lema de Expo Zaragoza 2008, a favor de la preservación del medio ambiente, pues el Ayuntamiento de Jerez está plenamente concienciado de la necesidad de ahorro energético y se encuentra en fase de auditoría para reducir al máximo el consumo. En segundo y en tercer lugar, la Feria del Caballo será un magnífico acontecimiento para la promoción de la exposición de Zaragoza y ésta a su vez un marco idóneo para hacer más internacional la difusión de esta fiesta jerezana.
EL CARTEL DE LA FERIA
Para su difusión, la Feria del Caballo cuenta este año con la reedición de un cartel del autor Carlos Gallego datado en 1935. Se trata de un pintor jerezano que vivió gran parte de su vida creativa en el Norte de África, lo que hizo que su obra se encuentre impregnada por un color poderoso, una luz desbordante y una luminosidad propia de quien vive intensamente el cromatismo meridional.
Carlos Gallego García-Pelayo fue profesor en la Escuela de Artes y Oficios de Jerez, donde impartió la asignatura de Artes Decorativas aplicadas a las Artes Gráficas. Demostró una gran maestría en la faceta cartelística, obteniendo algunos premios importantes. Su paleta es poderosa y valiente; en sus obras la luz y el color pugnan por dominar la composición y el paisaje.
El cartel de la Feria reeditado para esta ocasión es una obra publicitaria en sintonía con la que hizo fortuna en los años cincuenta y que llenó de esquematismos y planimetrías los carteles de las ferias andaluzas. En esa misma corriente se encuentran las obras de muchos de los autores de los carteles anunciadores de las Fiestas de Primavera sevillana. Se podrían nombrar, entre otros, a Vicente Flores Navarro, Ramón Monsalves Cruz, Tomás Ruíz Vela, Francisco Maireles y Rafael Días-Jara.
Carlos Gallegos García-Pelayo sigue esa línea y llena de suaves formas dibujísticas una composición que pretende potenciar más la esencia que el puro motivo representativo. En la obra las buenas marcas ilustrativas que inició el gran Teodoro Nicolás Miciano, y que continuó Manuel Muñoz Cebrián, se hacen presentes.