REINA JUANA - CONCHA VELASCO
Juana de Castilla. Un personaje que, de haberlo conocido Shakespeare, sería sin duda la protagonista de una de sus grandes tragedias. La tragedia de una mujer, hija de los Reyes Católicos, que se ve desde muy niña arrastrada vertiginosamente por todas las turbulencias, las intrigas políticas y religiosas de su época. Una mujer, una reina destrozada emocionalmente por sus grandes contradicciones, por su rebeldía, por su fuerte personalidad y por un enorme desequilibrio afectivo que cristaliza en ese paseo por el amor y la muerte que es su matrimonio con Felipe de Habsburgo. Ya desde su nacimiento fue recibida por los gritos de agonía de más de cien herejes que a esa misma hora morían quemados al pie de la ventana tras la cual la reina Isabel la Católica yacía atravesada por los dolores del parto. El perfume sangriento de la Inquisición dándole la bienvenida al mundo.
La leyenda popular y el morbo enfermizo, acumulado en este país durante años alrededor de su personaje, ha sido inspiración para obras de teatro, series de televisión y películas. Pero yo siempre eché en falta un tratamiento más profundo y más justo con tan extraordinario personaje, y cuando Ernesto Caballero me mandó este texto vi desde su primera lectura que era el espectáculo teatral que había que hacer. Así nació este proyecto, Reina Juana. Ernesto Caballero plantea desde reflexiones de una gran contemporaneidad todas las grandes preguntas de una época marcada por la intolerancia religiosa, la corrupción política y la ambición desmesurada de una monarquía absolutista cuyos ecos, por desgracia, aún resuenan en nuestros días. Nada hubiera sido posible sin la pasión de dos productores de raza, Juanjo Seoane y Alejandro Colubi, que han puesto su gran experiencia al servicio de este proyecto. Y desde luego sin una grande de la escena española, Concha Velasco, que es la razón última de este entusiasmo que nos invade a todos. Es ella con su talento, su humanidad, su complicidad con el mejor teatro, su inteligencia y su total entrega desde el primer día, la luz que ilumina las partes más oscuras y dolorosas de un personaje que parece hecho a su medida. Gracias Concha por haberte embarcado en este viaje tan apasionante y tan luminoso como la propia vida.
GERARDO VERA
LA LEYENDA CONTINÚA
Hay figuras históricas por las que se sienten especialmente atraídos los creadores de ficción, sus vidas son recreadas una vez tras otra y en esta reiteración se van esculpiendo unos personajes ya de dudosa semejanza con el referente original. Esto le ha sucedido a Juana de Castilla, modelada en el romanticismo como esa loca de amor que todos conocemos. Una enajenación que, si bien responde a unos hechos comprobados, ha solapado otros muchos aspectos que dan cuenta de una personalidad mucho más compleja en la hija de los Reyes Católicos. Juana encarna –y de qué manera- el paso del medievo a la edad moderna; en este sentido, su prolongada reclusión así como su renuncia a encabezar la revuelta comunera bien pudieran simbolizar el rechazo o la incapacidad de adaptación a una nueva época cuyas directrices en lo referente a la acción política estaban plasmadas en El Príncipe, de Maquiavelo. En este contexto nuestra reina se nos presenta caracterizada por la falta de adecuación a la realidad que hoy define a buen número de las patologías mentales, pero, también, por un temperamento indómito y transgresor obstinado en contravenir las pautas de comportamiento convencionales.
Sea como fuere, debemos recordar lo obvio: una narración imaginada basada en un acontecimiento real no tiene porqué ajustarse a la veracidad del detalle historiográfico; un texto de ficción no es un tratado de Historia, por tanto sus postulados no se deben tanto a la fidelidad documental como a las lógicas internas del relato. En este caso, los datos acreditados me han servido para situar al personaje y dar verosimilitud a la fábula con la intención última de propiciar una realidad poética autónoma propia de la escena. En este empeño he dispuesto de una herramienta inapreciable: la complicidad de un director como Gerardo Vera, cuya maestría ha sabido resolver con brillantez y elocuencia numerosos recursos de teatralidad latentes en este oratorio.
Con todo, mi principal propósito como dramaturgo ha sido crear un personaje poliédrico, sensible y perspicaz decidido a sobrevivir al infortunio haciéndose fuerte en los infranqueables dominios de la irrealidad y la imaginación. Un sueño felizmente cumplido por obra y gracia de una artista excepcional, Concha Velasco, reina y señora de esa balsámica conmoción que conocemos como Teatro.
ERNESTO CABALLERO
EQUIPO ARTÍSTICO
Reina Juana CONCHA VELASCO
Director de escena GERARDO VERA
Autor ERNESTO CABALLERO
Escenografía ALEJANDRO ANDÚJAR y GERARDO VERA
Iluminación JUANJO LLORENS
Vestuario ALEJANDRO ANDÚJAR
Audiovisuales ÁLVARO LUNA
Diseño de sonido RAÚL BUSTILLO
Ayte. de dirección JOSÉ LUIS COLLADO
Ayte. de escenografía LAURA ORDÁS AMOR
Fotografía SERGIO PARRA
Comunicación ÁNGEL GALÁN
Construcción escenografía MAMBO & SFUMATO
Realización vestuario MARÍA CALDERÓN y ÁNGEL DOMINGO
Promotor JUANJO SEOANE
Una producción de GRUPO MARQUINA - SIEMPRE TEATRO